sábado, 7 de enero de 2012

Sueños

Caminé por todos los lugares del planeta. Surqué los grandes desiertos y crucé los océanos hasta que estos eran incapaces de devorar más tierra. Volé por el cielo atravesando las innumerables formas que mi mente evocaba al contemplar las nubes. No te encontré en ningún lugar del mundo, habías desaparecido, sin dejar rastró…

Intenté recordarte, pero mis recuerdos no son tan nítidos como yo hubiera querido. Cada día que pasaba te estaba perdiendo, poco a poco, tan lentamente que no advertía el peligro que conllevaba hacerlo. Mis recuerdos se llenaban del polvo del olvido. Iba perdiendo los pequeños detalles hasta que ya no quedaba nada que poder extraer de mis pensamientos. No podía fiarme de lo que se encontraba en el interior de mi mente, necesitaba dar fin a mi búsqueda y poder sentir la calidez tu presencia.

La vejez se apoderaba de mí, ya no me dejaba actuar como antes. Las arrugas gobernaban poco a poco cada centímetro de mi piel. Ahora estaba perdido, con la esperanza de que tú me encontraras. Esperando tu llegada suspiro en mis últimas horas en esta vida. Deseo verte antes de mi despedida, poder acariciarte una vez más y aferrarme a esa última sensación antes de abandonarlo todo. Cada latido de mi corazón es una cuenta atrás para el final.

Ya no me quedan fuerzas, mis ojos empiezan a fallarme. Ya no escucho bien, estoy a unos pocos minutos de perderlo todo. ¿Tengo miedo? No es esa la sensación que experimento, me siento solo. La esperanza se apaga a la vez que mis respiraciones resultan más y más lentas. Me cuesta coger aire, algo que he hecho sin problemas durante el resto de mi vida.

Me marcho, sin encontrarte, sin tu mirada, sin poder recordarte. Solo me queda el vacío, la nada, la incertidumbre. Intentar alcanzar mi sueño me ha llevado al final de mi camino. Siempre pienso que morir por un sueño es mejor que vivir sin soñar en nada.

No hay comentarios: